Abraham, conocido como el padre de la fe, fue llamado por Dios para dejar su tierra y su familia y viajar a una tierra desconocida. A pesar de las dificultades, Abraham confió en la promesa de Dios de hacer de él una gran nación. Su fe fue puesta a prueba cuando Dios le pidió que sacrificara a su hijo Isaac. Con un corazón obediente, Abraham estaba dispuesto a hacerlo, pero Dios intervino y proveyó un carnero en lugar de Isaac. Esta historia refleja la profunda confianza de Abraham en Dios, una fe que fue contada por justicia.
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